Durante el verano, las joyas y relojes de alta gama están más expuestos a riesgos que comprometen su apariencia como a su buen estado. El agua del mar, el cloro de la piscina, el sudor, el calor o los cosméticos afectan directamente a metales preciosos y piedras.
En este artículo responderemos a las preguntas más habituales sobre cómo cuidar sus joyas y relojes durante los meses más exigentes del año, con recomendaciones y una guía de los materiales más recomendables para el verano.
¿Qué le puede pasar a una joya en verano?
El entorno veraniego introduce elementos que, aunque parezcan inofensivos, provocan deterioros progresivos. La sal marina y el cloro son altamente corrosivos, pueden afectar el baño de rodio del oro blanco, hacer que los diamantes pierdan su brillo característico o desgastar engastes si no se secan bien tras la exposición.
El sudor también incide, su composición rica en sales y ácidos favorece la oxidación de metales. Por su parte, el calor dilata los materiales, afectando al ajuste de engastes o cierres sin que se note a simple vista.
Rutinas cotidianas, como aplicarse protector solar o perfume antes de salir, pueden dejar residuos invisibles que opacan las joyas o se adhieren a la caja de los relojes. Por ello, anticiparse y adoptar ciertos hábitos preventivos es necesario para conservar impecable cada pieza.

¿Qué joyas se pueden llevar a la playa o a la piscina?
Ninguna pieza de alta joyería ha sido concebida para ambientes agresivos. Sin embargo, si se decide llevar alguna, conviene optar por materiales con mayor tolerancia al uso diario y a la humedad.
El platino o el oro amarillo de 18 quilates ofrecen mejor comportamiento frente a agentes externos, siempre que se eviten gemas frágiles o monturas complejas. Piezas lisas, con engastes cerrados, serán más seguras en vacaciones o en desplazamientos.
Las esmeraldas son especialmente vulnerables, no deben entrar en contacto con agua salada ni cloro, ya que pueden perder parte de su estructura interna. Los diamantes, aunque más resistentes, pierden brillo si no se limpian con regularidad. Rubíes y zafiros ofrecen mayor estabilidad térmica, aunque tampoco conviene que estén en contacto con arena, expuestos a impactos o cambios brucos de temperatura.
En todos los casos, la recomendación más prudente es retirar las joyas antes del baño y volver a ponerlas después de eliminar bien los restos de agua o cremas.
¿Cómo limpiar joyas después de un día de verano?
Una limpieza regular permite que sus joyas conserven todo su brillo. Eso sí, no todas las situaciones del verano requieren los mismos cuidados.
Después de la playa o piscina.
Enjuague las piezas con agua dulce inmediatamente después de la exposición al cloro o la sal. Séquelas con un paño suave, sin frotar con fuerza.
Rutina semanal.
Use un paño de microfibra seco para eliminar restos de cosméticos, polvo o grasa natural.
Limpieza mensual.
Sumerja la joya en agua tibia con jabón neutro durante unos minutos. Luego, frótela suavemente con un cepillo de cerdas blandas y aclare bien. Este método no debe aplicarse en piedras porosas ni frágiles como las esmeraldas.
Productos específicos.
Existen soluciones espumosas o líquidos adaptados a metales y gemas, siempre comprobando que son compatibles con el tipo de joya que desea limpiar.

¿Cómo guardar joyas durante las vacaciones?
En muchas ocasiones, el mayor daño a una joya no ocurre mientras se lleva puesta, sino durante el transporte. Por ello, es muy importante contar con estuches adecuados y evitar improvisaciones.
- Guarde cada pieza por separado, preferiblemente en su estuche original o en bolsas acolchadas con forro interior suave.
- Evite dejar las joyas bajo el sol o cerca de fuentes de calor, como maleteros cerrados o terrazas.
- Añadir bolsitas de gel de sílice en el interior de los estuches ayuda a reducir la humedad y prevenir manchas o deterioro del brillo.
- Si viaja, utilice organizadores rígidos con separadores para evitar que las piezas se golpeen entre sí o se enreden.
¿Cómo cuidar de un reloj en verano?
Aunque están pensados para acompañarle a diario, los relojes también requieren ciertos cuidados, especialmente en verano.
- Si tiene previstosu uso en el agua, lo ideal es llevarlo a revisión antes del verano para confirmar que mantiene la hermeticidad. Con el paso del tiempo, muchos relojes la pierden resistencia al agua sin que haya señales visibles.
- Después de cada baño en el mar o en la piscina, enjuáguelo con agua dulce y séquelo, de esta forma evitará que la sal o el cloro afecten a los materiales.
- Evite dejarlo al sol durante mucho tiempo o sobre superficies calientes. Las altas temperaturas pueden deteriorar las juntas y alterar los lubricantes internos del mecanismo.
- Los modelos con brazalete metálico suelen ser más prácticos para esta época, soportan mejor la humedad y el sudor que las correas de piel o textiles.
- Si nota humedad o gotas bajo el cristal, acuda a un especialista cuanto antes. La condensación indica un fallo en la estanqueidad que puede afectar al mecanismo interno.
¿Qué materiales son más adecuados para el verano?
Elegir materiales resistentes facilita mucho el cuidado durante el verano.
- Platino, es el material más robusto, no se oxida ni se ve afectado por el sudor o el uso continuado.
- Oro de 18 quilates, ofrece buen comportamiento por lo general, aunque el oro blanco requiere más cuidado por su baño de rodio.
- Diamantes, rubíes y zafiros, son las piedras preciosas más resistentes frente al uso diario, siempre que se limpien bien.
- Esmeraldas, estas gemas son delicadas por naturaleza. Absorben productos y pueden fracturarse con cambios térmicos, es mejor reservarlas para interiores o eventos de noche.
¿Cuándo llevar una joya y cuándo es mejor dejarla guardada?
Llevar joyas en verano implica responsabilidad ya que no todas las actividades están indicadas para llevar cualquier tipo de joya.
Para cenas, veladas especiales o eventos en interiores, puede llevar sus joyas más exclusivas con total tranquilidad. En cambio, si va a pasar el día al aire libre, en movimiento o en contacto con cremas y productos solares, es preferible dejar guardadas aquellas piezas con gemas o diseños más delicados.
Adaptar el uso al contexto no implica renunciar a la elegancia, sino preservar la belleza y longevidad de cada pieza.

¿Es necesario acudir al joyero después del verano?
Sí, y no solo como medida preventiva, también para restaurar el estado original de cada joya. El final del verano es el momento perfecto para realizar un pulido que recupere el brillo perdido por el uso, reajustar las piedras o reforzar los engastes que puedan haberse debilitado, reaplicar el baño de rodio en las piezas de oro blanco que lo hayan perdido, realizar una limpieza en profundidad mediante ultrasonido y, en el caso de los relojes, sustituir las juntas y verificar que su hermeticidad sigue intacta.
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