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La historia de Cartier

Cartier es mundialmente conocida por sus relojes, su alta joyería, las pulseras LOVE y la icónica colección Panthère. A lo largo de los años ha servido como joyero de la corona de 19 casas reales y su historia nos enseña cómo puede evolucionar una firma de estas características sin perder su esencia, calidad e identidad. 

Los orígenes de la firma Cartier

La historia de Cartier

La historia de Cartier empieza en París en 1847, cuando Louis-François Cartier asume el control del negocio de su antiguo maestro Adolphe Picard. Al principio, la joyería estaba en una tienda modesta de la calle Montorgueil y se fabricaban las joyas de forma artesanal. 

Durante los primeros 20 años de historia, el crecimiento fue modesto, puesto que el país estaba en crisis y la hambruna habitaba en las calles parisinas. Fue por el año 1870 que Cartier empieza a ser la maison preferida de todos, época en la que el hijo de Louis-François, Alfred, ya se había hecho cargo de muchos asuntos de la empresa. Uno de los motivos que impulsó su popularidad fue la idea de Alfred de comprar las joyas de los aristócratas, que se encontraban en situaciones precarias, por muy poco dinero. Casi de un día para otro, Cartier se había hecho con una de las mejores colecciones de joyas del país. 

En 1888 Alfred creó una de las piezas más icónicas, el primer reloj de pulsera para mujer, fusionando de esta manera los dos líneas de creación de la maison: la alta joyería y la alta relojería.

Poco a poco, empezó a recibir solicitudes de piezas exclusivas a medida y el inicio del siglo XX fue glorioso para Cartier y cuando surgen sus famosos relojes: Santos en 1906 y Tank en 1917.

Joyeros de reyes y reyes de los joyeros

Cartier heredó una excelente reputación del taller de su antiguo maestro, aunque su punto diferenciador, y lo que hace que aún hablemos de Cartier, fue que creó joyas exclusivas con una calidad incalculable y extremadamente difícil de imitar.

En 1856, la princesa Mathilde (sobrina de Napoleón I y prima del emperador Napoleón III) se convirtió en una de las clientas más fieles. Años después, trasladaron la tienda a Rue des Italiens y fue la emperatriz Eugenia, la esposa de Napoleón, quien empezó a frecuentarla encandilada por sus creaciones. 

En 1899 Cartier inaugura lo que se convertiría en la boutique insignia, situada en una de las calles más lujosas de la ciudad de París: la Rue de la Paix. A esta joyería acudían personalidades de todo tipo, pero sobre todo miembros de las familias reales y aristócratas. Lo que más encargaban eran tiaras y coronas, ya que el estilo de Cartier, así como la calidad de sus piezas, era muy difícil de encontrar en cualquier otra casa. 

Ya en 1902, Pierre Cartier, nieto de Louis-François Cartier, decidió que era hora de abrir una nueva joyería en Londres. Su apertura coincidió con la coronación del rey Eduardo VII, el monarca que le adjudicó el título a Cartier de “rey de joyeros y joyero de reyes». La razón de esta frase se debe, no solo a la buena relación entre Eduardo VII y Cartier, sino a los vínculos que unen a la maison con las cortes reales europeas desde el siglo XX. 

Los éxitos de Santos y Tank

Sabemos que Cartier triunfaba entre la aristocracia y la realeza por sus exclusivas piezas de alta joyería, pero también había conquistado el mundo de la alta relojería con sus dos relojes insignia: Santos y Tank.

Por un lado, el reloj Santos surgió para facilitarle la vida a los pilotos, ya que no se podían permitir meter la mano en sus bolsillos para sacar el reloj. Por eso, e inspirados en el piloto Alberto Santos-Dumont, Cartier creó un reloj de pulsera para hombres en caja de oro amarillo y con una correo en piel de becerro. El Santos contribuyó en gran medida a popularizar aún más a la maison

Luego tenemos a Tank, creado en 1917 inspirado en el tanque de guerra Renault FT-17 que Louis Cartier vio pasar por su ventana durante la Primera Guerra Mundial. El reloj se las arregla para ser a la vez rectangular y cuadrado, tomando prestadas las líneas de su homónimo. Varias celebridades han llevado en una muñeca un Tank, como Jacqueline Onassis o Michelle Obama.

La pantera de Cartier

La historia de Cartier no puede contarse adecuadamente sin hacer referencia a Jeanne Toussaint, un icono del estilo parisino que llegó a ser directora del área de alta joyería de la casa. 

Toussaint se unió a Cartier en 1913 y se había ganado el apodo de «La Panthere» por parte Louis Cartier porque siempre llevaba un abrigo de pantera de cuerpo entero, así como por su carácter e inteligencia. 

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La famosa pantera apareció por primera vez en un reloj de pulsera en 1914. Estaba compuesto por piedras que simbolizan el temperamento femenino y el encanto vanguardista de la pantera, mientras que el centelleo del diamante es un guiño al pelaje reluciente de este gran felino. 

Toussaint tenía planes más ambiciosos y quería crear panteras tridimensionales. Para conseguirlo, en 1927, se unió al equipo el diseñador Peter Lemarchand, que tenía la habilidad de hacer ese tipo de figuras.  

Sin embargo, la pieza que se convirtió en un símbolo fue la pantera en forma de broche que llevó Wallis Simpson, la socialité estadounidense que se casó con el rey Eduardo VII de Inglaterra, que abdicó de su trono por ella.

Gracias a la inspiración de Toussaint, la idea de Cartier de incorporar el motivo de la pantera en sus piezas de joyería le valió el aplauso de los círculos nobiliarios. Además, fue el primer joyero en incorporar este animal en sus exclusivos relojes.

Cartier en la actualidad

A pesar del fallecimiento de los tres hermanos Cartier, a principios de 1940, quienes llevaron las riendas de la maison y que la convirtieron en la casa de alta joyería que conocemos hoy en día, Cartier ha seguido con ese espíritu innovador que les ha llevado a crear piezas únicas y exclusivas. 

La colección LOVE, por ejemplo, lanzada en 1967 causó sensación desde el primer momento. Es todo un icono y símbolo de amor eterno que puede ser llevado por hombres y mujeres gracias a su diseño minimalista. 

Otra pieza clave de Cartier es el reloj Pasha. Nació en 1985, aunque su historia guarda algún que otro misterio, tiene un encanto especial. El original estaba compuesto por oro macizo con un toque deportivo que hasta entonces no era sinónimo de Cartier. Fue un gran éxito, ya que gustó tanto su escala como su apariencia inusual. 

Tampoco nos podemos olvidar de hablar de Tank Américane que se puso a la venta en 1989, pero fue rediseñado en 1993, lo que motivó la subida de las ventas de este modelo por su aumento de tamaño y por su moderno diseño. 

Actualmente, Cartier pertenece al prestigioso grupo suizo Richemont, y sigue siendo una de las marcas de relojes y alta joyería más exclusivas y destacadas del mundo.

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